MAX HEINDEL REDIVIVO
La biografía revisada de Max Heindel, acentúa su humanidad, rescata su origen humilde y aumenta nuestra admiración por él. Hijo de la nobleza, pero de la nobleza de espíritu, Carl Louis Fredrik Grasshoff, recapituló en una existencia todas las gamas de la emoción humana y, en su proceso de individuación en dirección al Self , atravesó su propia sombra. Fue uno de los principales responsables del renacimiento de la Astrología en Occidente y el principal heraldo de los Hermanos Mayores de la Orden Rosacruz al inicio del siglo XX.
La historia se hace a través de los descubrimientos y por la interpretación de datos, por eso se dice que también se construye. Henry Bergson en cierta ocasión afirmó: “La estructura de los ojos no explica la naturaleza de la vista”. Cada época tiene una forma de mirar peculiar y nuestras subjetividades son obviamente influenciadas por esta forma de ver. Aquellos que anticipan la vista de las épocas futuras son llamados precursores. Está claro que los Hermanos Mayores no escogieron un carácter inocente, listo para naufragar al primer obstáculo. Eligieron un hombre que había vivido y que despertó la compasión como fruto de sus experiencias, volviéndose virtuoso. Max Heindel conoció toda la gama de las emociones humanas y, al encontrarse con el gran vacío que todas esas sensaciones meramente físicas le produjeron, empezó a sentir el hambre del alma que le llevó a buscar el conocimiento espiritual, que no llegó a saciarle. Le sonaba como las partituras o la representación de la música y no como la propia música. Fue así como se operó en él una gran transformación, abandonó todos los vicios y los apetitos de la carne, se volvió vegetariano y se dedicó a la oración y meditación. Pero no para adular su propia personalidad, como la expansión de un efímero yo personal, sino buscando expandir sus posibilidades de servicio y ayudar a aplacar el hambre anímica de la humanidad. Tan grande fue el impacto del despertar espiritual que su cuerpo no lo soportó. Vivió cerca de diez años en la condición de Iniciado y Hermano Lego, plantando las simientes del conocimiento de la Nueva Era.
En la Sicología Profunda, el arquetipo más periférico es la persona, que representa la máscara o papel social que desempeñamos. Aquellos que solo se sienten fuertes de uniforme, como los hipócritas fariseos y saduceos y también los pseudo-místicos, están incluidos en esta etapa periférica que tiene que ser traspasada. Más difícil que la superación de los vicios es la superación de las falsas virtudes. Al traspasar esa máscara nos encontramos con la sombra, el guardián del umbral, nuestro propio dragón y después con el “anima/animus” donde tienen lugar las bodas del alma o místicas para que alcancemos el Self , el si mismo. Esto explica que el mayor obstáculo no es la sombra, desafío necesario, sino la persona o la falsa luz.
-Alexandre David O. Passos, Psicólogo Clínico
Capítulo II – Encuentros y desencuentros
Capítulo III
Capítulo IV
Capítulo V
Capítulo VI
Capítulo VII
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